OLVIDAR LOS PLANES
Para Jim
Collins, uno de los pensadores más influyentes de negocios en el mundo, las
empresas que se preparan para lo peor como disciplina, pero no llevan tan en
serio sus planes, llegan a resultados mejores en medio del caos.
CRISTIANE MANO,
desde New York
La planificación es imprescindible. “Los planes son inútiles” decía
el ex presidente americano Dwight Einsenhower que comandó la invasión
aliada en Normandía, el día 6 de Junio de 1944 –el día D de la Segunda guerra
Mundial. La frase sirve como lema para los ejecutivos responsables por pensar
la estrategia en las empresas en tiempos de incertidumbre, según Jim Collins,
uno de los especialistas más influyentes de la actualidad en estrategia
empresarial.
Prepararse con
disciplina para lo peor y mantener una paranoia productiva para rastrear
amenazas es fundamental –más, en medio del caos, difícilmente los planes saldrán del
papel exactamente como lo previsto. Collins lanzó esa y otras conclusiones de
un análisis meticuloso de un grupo de compañías abiertas americanas, que
salieron vienen mercados turbulentos o altamente imprevisibles de 1971 a 2002.
De una base inicial de 20.400 empresas él eligió
apenas siete que encajaban en ciertos parámetros de éxito, con un índice de
crecimiento por lo menos diez veces superior al de los competidores en ese
período. Entre las cuales esta Microsoft y la compañía aérea Southwest
Airlines.
En la entrevista con EXAME, Collins comenta como la
experiencia de ellas sirve de referencia para lidiar con la inestabilidad en
los próximos años.
EXAME ¿Cuál
ambiente de negocio prevalecerá de ahora al futuro?
Collins: vamos a vivir cambios imprevisibles e
inestabilidad por un largo tiempo –tal vez para siempre. En ambientes así, tiene más
resultado quien mantenga una disciplina extraordinaria. Las empresas que
se preparen
anticipadamente para lo
peor.
¿En ese
escenario de incertidumbre, como hacer planes eficientes para largo plazo?
Existe una gran diferencia entre preparar un plan y
prepararse. En las empresas que se llevan mejor en medio del caos, existe una
visión muy clara, que no permite prever lo que vendrá y no es posible realizar
planes detallados. Pero las empresas pueden prepararse para los problemas.
Esa diferencia es fundamental. Preparar un plan quiere decir que uno conoce
exactamente lo que va a suceder y necesita determinar minuciosamente lo que
hará al respecto. Prepararse significa que uno no sabe
lo que está por venir, pero estará pronto para lo que viniera. El
ex presidente Eisenhower tenía una frase excelente para eso: “la planificación es
imprescindible, los planes son inútiles”
¿Cómo
rastrear los problemas imprevisibles?
Quien consigue
mantener una paranoia productiva tendrá más éxito. Con eso quiero decir que se precisa
pensar todo el tiempo en lo que puede afectar de manera inesperada al equipo, a
sus resultados, a la empresa. La paranoia productiva no significa que uno estará paralizado por el
miedo.
Al contrario, basta con direccionar el
miedo y la ansiedad para construir
colchones de seguridad, como economías extras, planes de contingencia, un
equipo de personas preparadas. Todo eso para aguantar choques y
dificultades que fatalmente vendrán.
En su
investigación, solo siete empresas pasaron los criterios de éxito en 30 años.
¿Por qué tan pocas empresas mantienen la disciplina necesaria en un largo
período?
Es muy difícil
mantener la disciplina en buenos tiempos. Eso significa no tener mucha prisa
en crecer cuando todo este favorable –y eso no siempre parece obvio. Una de las
maneras más comunes de que las empresas tengan malos resultados es perseguir el crecimiento ilimitado.
El crecimiento en sí no es malo, pero se precisa controlarlo.
Las empresas con mejores resultados miran a los próximos 25 años y saben dónde
quieren estar. A partí de allí, trazan un plan de crecimiento consistente,
constante, que las lleven a aquella meta –por ejemplo, crecer 15% al año, todos
los años –tanto en los mejores como en los peores.
Es lo que llamo mantener la marcha de las 20 millas. Mantener el mismo
ritmo impide que la empresa ceda a la tentación de avanzar demasiado cuando el
mercado está bien. Así estar preparada para tener buenos resultados frente a
reveses. Las empresas con los peores resultados en general son erráticas. Sin
disciplina en tiempos buenos, pagan el precio cuando lleguen las dificultades.
¿Existe
diferencia entre ser disciplinados y ser conservadores en los negocios?
Los mejores líderes
que analizamos eran conservadores desde el punto de vista financiero. Impactados por la
crisis, tenían reservas financieras para resistir. Pero es interesante notar
que todos tenían metas grandes y audaces. Se necesita ser muy disciplinado para
alcanzar esas metas. Ver el caso de Microsoft, Bill Gates su fundador, siempre
se mantuvo conservador con relación a las finanzas.
Pero su meta era colocar un computador en cada mesa de
trabajo. La manera de alcanzar un objetivo audaz es mantener siempre la
disciplina.
¿Cuál es la
característica personal más importante para los ejecutivos en la inestabilidad?
Notamos que importa
poco la personalidad para los resultados –por ejemplo, un buen ejecutivo
puede ser más o menos carismático. Los aspectos determinantes son la ambición y la humildad.
En tiempos de crisis, es más importante demostrar que uno no siempre sabrá
todo –y estará pronto para entender los cambios constantes y aprender con
ellos.
Sam Walton, creador de una de las
mayores empresas del mundo, el supermercado Walmart, actuaba como un estudiante, y no como un profesor,
de esa manera conseguía captarlos cambios más fácilmente. Eso hace toda la
diferencia. La humildad también ayuda a la hora de construir un equipo de gente
mejor que uno. Ud. tiene que contratar a alguien a quien llevaría para escalar
una montaña peligrosa.
Imagine que este en medio de una tempestad, y en ese
momento este herido. Ud. querrá tener a su lado a alguien más fuerte. En la
ascensión al Everest, si uno no tuviera la humildad de saber que no es invencible, es que tiene más a
aprender, la montaña puede matarlo.
Diversas
investigaciones muestran que los presidentes están durando menos tiempo en el
cargo. ¿Hasta qué punto eso puede volver más difícil el trabajo de los
ejecutivos en los próximos años?
Mismo en el caso de íconos como Jack Welch, ex
presidente de General Electric, y Louis Gerstner que resurgió a IBM en los años
90, lleva un tiempo para que un ejecutivo excepcional conduzca a la empresa a
un nuevo nivel. Para cada uno de ellos, demoró casi una década para que
aparezcan mejores resultados.
En mis investigaciones quedó claro que demora, en promedio siete años para ver
cambio consistente en los resultados de una empresa.
Pero la
presión de cambios de corto plazo en las empresas, por parte de los
inversionistas es cada vez mayor. ¿Cómo lidiar con eso?
Si uno permite que esas presiones lo dirijan, puede
resultar peligroso y dañino. En investigaciones de ejecutivos de empresas que
actuaron bien en medio de las adversidades, nunca cedieron a presiones de los inversionistas para el
corto plazo.
Como mencioné antes, ellas crearon la estrategia para
los siguientes 25 años. ¿Cómo se mantuvieron inmunes a la presión? En la
disciplina del camino de las 20 millas, siempre estuvieron entregando buenos
resultados de manera consistente. El secreto es ser más duros con uno mismo, de lo que fueran los propios
inversionistas.
Fue lo que sucedió con la compañía Southwest Airlines,
que se mantuvo lucrativa todos los años aun en un sector complejo y poco
rentable. Entregar
resultados compra nuestra libertad. Por otro lado, sea cada tres años la
empresa asume una nueva estrategia, un nuevo camino, con un nuevo líder, la inconsistencia crónica solo
traerá resultados mediocres.
EXAME
EDICION 1030
Diciembre
05/2012
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