El IPS y la medicina social
Wirchow (1848), el
padre de la Medicina Social escribió: “Frecuentemente
me decepciono con las personas pero no todavía con la época. Y por eso ahora
tengo la suerte de no ser un hombre parcializado y sí un hombre completo, porque
mi creencia médica se unió con mi creencia política y social”.
Este es el punto: ¿hasta
cuándo los asegurados y jubilados vamos a esperar que las autoridades del IPS
se dignen conectar la propuesta política del gobierno con la práctica
profesional e institucional?
¿Hasta cuándo los
asegurados y pensionados vamos a soportar los malos tratos, la deficiente
atención profesional y la crónica falta de medicamentos?
¿Hasta cuándo
deberemos formar colas como mendigos que por gracia solicitan una atención, por
la que hemos pagado por adelantado?
¿Hasta cuando el
poder que le hemos conferido va a ser utilizado solo para provecho de unos
pocos, enquistados en la inútil trama burocrática, que funciona según la lógica
de los intereses de grupo?
¿Hasta cuándo habremos
de soportar la arrogancia del “sirviente” que tienen los cajeros cuando nos
pagan lo que en derecho nos corresponde? ¿Cuándo los cajeros se darán cuenta
que tienen trabajo porque nosotros pagamos?
Eso se acabará cuando
digamos basta y con decisión propia de los ciudadanos libres hagamos valer
nuestros derechos. Pero no en el discurso, sino en la realidad. No mañana, sino
hoy.
Ese día seremos
ciudadanos realmente libres.
La burocracia del IPS
Las prestaciones de
salud del IPS tienen por objetivo preservar el desarrollo saludable del
asegurado. Y esto no se conseguirá aumentando simplemente el número de médicos,
enfermeras y menos aún de administrativos. Porque la salud es un “hecho social”.
Esto quiere decir que
incrementando la comunicación y la participación, se podrá conseguir más
resultados que simplemente aumentando el personal. Aunque ciertamente, hacen
falta más médicos y enfermeras especializadas, pero eso solo, sin la
participación de los asegurados, no generará eficiencia y eficacia del Hospital
Central, de las Clínicas periféricas y de las Unidades y Puestos sanitarios.
La estructura
burocrática del IPS solo sirve a sus propios intereses y no a los intereses de
los asegurados y jubilados. Crece con su propia lógica, y su lógica es hacer
construcciones del modo más caro posible para cobrar “premios” más altos; su
lógica es tener decenas de abogados, que su vez contratan a otras decenas más,
para crear situaciones en las que el IPS puede ser demandado y luego perder los
juicios.
Después, a repartirse los beneficios, gozar de la buena vida. Total,
hay para todos ellos, porque estamos nosotros para pagar.
La estructura piramidal del
IPS
Existe un proyecto de
cambio de organigrama, como parte de una supuesta reforma estructural del IPS.
Pero es más de lo mismo. La burocracia interna solo sabe repetirse hasta el
cansancio. Olvidan que estamos en otra época, que soplan otros vientos y que
hay nuevos criterios.
Su proyecto de
organigrama, de corte tradicional, responde a una concepción del Estado como
una cosa unilateral y que está en todas
partes. Esto hace que la estructura piramidal, uno sobre otro, produzca una
cantidad innecesaria de niveles
jerárquicos, con alto grado de formalización y mucha rigidez en la
asignación de roles y funciones.
Así, las decisiones
se toman tarde y mal, con demasiada frecuencia, y sobre todo, responden a la
lógica burocrática que solo entiende sus necesidades y no nuestras necesidades.
La burocracia está para aumentar la eficiencia y eficacia de los servicios, y
si no lo hacen, pierden su sentido de ser. Es decir, están de balde porque no
sirven a las necesidades de asegurados y jubilados.
¿Y qué se hace con lo
que no sirve? Se lo tira a la basura: es el lugar donde deben estar los
burócratas inútiles y venales.
La organización del IPS
El nuevo organigrama
del IPS olvida que tenemos una nueva visión del Estado, que enfatiza una
descentralización gradual, más participativa y más sensible a la sociedad, más
sensible a los asegurados y jubilados.
Esto obliga a crear
estructuras horizontales, flexibles y con capacidad de adaptación a situaciones
cambiantes, que permitan una mayor movilidad ante las demandas de los
beneficiarios.
Cuando se promueve
una estructura organizacional abierta a la co-gestión, aparece la necesidad de
evolucionar hacia formas estructurales horizontales y abiertas.
¿Quiere mejorar el
IPS? Empiece por instalar una estructura horizontal, más abierta a la
participación y relegar la forma piramidal, por autoritaria e ineficaz.
No teman ser abiertos
y participativos. Teman lo autoritario, rígido e inútil.
El IPS y la toma de
decisiones
El cambio
organizacional necesariamente se refleja en la toma de decisiones. En el modelo
tradicional la norma jurídica es el eje alrededor del cual se toman las
decisiones: los procesos decisorios son cerrados y centralizados.
Los mandos medios y
operativos tienden a un apego rígido y automático a las normas y carecen de
agilidad para responder a demandas crecientes.
Esta dinámica es
resultado de la concentración del Poder y convierte a la vida institucional es
una búsqueda permanente de ampliación de los espacios de poder: bloquea
iniciativas, genera estrategias de retardo y acaparamiento de la información.
Además, las normas deliberadamente crean un
espacio de arbitrariedad del funcionario, lo cual hace que el apego a las
normas sean una formalidad más, que termina por consolidar la discrecionalidad.
Es más sencillo y
honesto, crear una estructura abierta a la participación y acostumbrarse cuanto
antes a lo inevitable: aprender a co-gestionar, a participar y a servir.
Luis
C. Simancas
Domingo, 17 de Mayo de 2009
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