República de Platón
Diálogo entre Sócrates y
Glauco
Sócrates: En los Estados regidos
por buenas leyes todos tienen una atribución bien determinada y deben
necesariamente seguirla, y no pueden concederse el lujo de permanecer enfermos
y de tratarse toda la vida; y es algo que nosotros, es extraño, observamos en
los artesanos (los trabajadores de la época), pero no en las personas ricas.
Glauco: ¿Qué es lo que quieres
decir?
Sócrates: Cuando un leñador pretende
que el médico lo trate enérgica y rápidamente, le dá un emético para vomitar su
mal, un purgante para liberarse, un cauterio([1])
o un cuchillo, estos son los medicamentos perfectos.
Pero si el médico le
prescribe un tratamiento largo con un régimen, o le es colocada en la cabeza
una toca de lana para que mantenga el calor, él responde inmediatamente que no
tiene tiempo para estar enfermo, que no puede vivir pensando en la enfermedad y
abandonando el trabajo; esto es, saluda a tal tipo de médico y retoma el mismo
sistema de vida.
Si recupera la salud, vive cuidando de su trabajo; si no tiene
el suficiente vigor, muere y se libra de los tormentos.
[1] Medio empleado en cirugía para convertir los tejidos en una costra.
Lo que sirve para corregir a atajar un mal.
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